martes, 5 de febrero de 2019

Volver a Encontrarse


Estoy en el auto manejando, volviendo de laburar todo el día, pensando en qué voy a hacer a la noche, qué planes tengo ganas de hacer y en un dejo de nostalgia te recuerdo.

Comienzo a recordar nuestras charlas infinitas mientas tomábamos algo en el balcón, o en el parque tiradas mirando el cielo.

Que si los dragones existieron, si la llegada del hombre a la luna es verdad o es otro gran invento yankee, discutiendo sobre las traducciones de las películas.

Hablando de viajes ya hechos y de los  que nos gustaría hacer, de momentos que quisiéramos poder repetir.

De cómo sería ser madres, de nuestras familias y amigos, anécdotas que van surgiendo.

Y en el medio como para darle fin a un tema y comenzar otro preguntarnos “¿en qué pensas?”.

Esa preguntita en la que acordamos nunca mentirnos al respecto, y que me cuesta mucho no responderla con la verdad.

Hay abrazos, besos y caricias por doquier.

Y las horas que van pasando, se hace de madrugada y hay que ir a la cama porque hay que madrugar.

Dormir un par de horas y despertarse.

Ahí es cuando caes en la cuenta que tenes que separarte, porque cada una tiene su vida y sus actividades.

Y el único objetivo que tenes en la cabeza es poder volver a verla.

No importa cuándo.

No importa cómo.

No importa dónde.

Simplemente volver a encontrarse.

jueves, 11 de mayo de 2017

Si Yo Fuera Vos

Si yo fuera vos le diría cuánto lo amo.
Le diría que me gusta ser su amiga, pero que quiero ser más que sólo eso.
Le contaría las veces que soñé con una vida juntos.
Y que desde que lo conocí no pude apartar mi vista de él.

Que ocupa todos mis pensamientos.
Que me imagino teniendo cinco hijos y un perro.
Y sonrío cada vez que me acuerdo de él.

Le diría que no me importa que esté de novio.
Que la deje, que yo lo puedo hacer feliz.

Si yo fuera vos, le diría que me encanta. 
Que no puedo vivir sin él.
Y que quiero que sea mi esposo.

Pero..no soy vos. 
Y tampoco me animo..


lunes, 24 de octubre de 2016

Se ha dado cuenta


-¿Cuántas veces mentiste por amor? Al menos dime, ¿valió la pena..?

-Eso creo..

-Cómo que eso crees. ¿si o no?

Se queda reflexionando profundamente y comienza a llorar. Se tapa la cara por vergüenza, o quizás por que se ha dado cuenta.

jueves, 9 de octubre de 2014

Todo Pasa Por Algo



Parece a propósito, pero cuando uno está apurado hace las cosas más torpes que de costumbre. Bueno el intentar ponerme las medias parada, es una de ellas. Estoy acostumbrada y por comodidad suelo sentarme y ponerme las medias. Bueno, ese día no.

Estaba llegando tarde a rendir, había estudiado mucho y mientras me vestía estaba repasando por última vez. Me puse la media del pie izquierdo, pero pierdo el equilibrio y me lo doblo. No había tiempo que perder así que largué una puteada y seguí con lo mío. Agarré la mochila, celular, billetera, llave y por supuesto el cargador del celular, que ya forma parte de mi. Salí al pasillo.

En el pasillo hay una luz que funciona por censor de movimiento, es decir, que te moves y se prende. Le avise a la administración varias veces que la luz no andaba, pero la noche anterior recuerdo que ya estaba arreglada. Cierro la puerta y me doy cuenta de que estoy a oscuras. La luz nuevamente se rompió. Estaba haciendo malabares para poder encajar la llave en la puerta y así poder cerrar. Tenía un pie que sostenía abierta la puerta que lleva a las escaleras de emergencias, así podía ver algo, y con el brazo estirado intentaba darle a la cerradura, hasta que lo logré. Solté la puerta de la escalera y recordé que había tocado el botón del ascensor, pero todavía no había llegado. Lo volví a tocar una y otra vez, pero no venía. Caigo en la cuenta de que no hay luz en el edificio. Vivo en un 15 piso y bajar por las escaleras era demasiado para mí. Sería hacer el ejercicio de toda una vida en unos minutos. No tuve más remedio que bajarlas corriendo.
Llego a planta baja, abro la puerta y salgo a la calle. Hacía 50 grados a la sombra, en pleno otoño.

Soy la que vive más cerca de la facultad, serán unas 6 o 7 cuadras, siempre voy caminando, pero esta vez tenía que correr, estaba llegando cada vez más tarde.

Me he dado cuenta, y si no me creen pruébenlo, que si uno camina siempre al mismo ritmo agarras la onda verde de los semáforos. Para que se entienda bien, cuando digo onda verde es que nunca tenes que pararte a esperar que se ponga blanco el hombrecito.
Como ya dije me dispuse a correr, eso implica en mí no tener siempre el mismo ritmo. Hice una cuadra corriendo, llegue a la esquina y no podía cruzar. Cuando tenía que correr la segunda cuadra me faltaba el aire, así que caminé rápido y empecé a sentí el dolor en mi tobillo torcido.

Yo soy de las personas que creen que las cosas pasan por algo. Y ese día no era la excepción. Sentía que todo el contratiempo que estaba teniendo era por algo. Lo que no sabía era si era algo bueno, o algo malo.

Estaba en la esquina de la facultad, miro para un costado a ver si veo a mis amigas. No eran de llegar tarde, pero por las dudas miré. Y ahí lo ví. Venía caminando muy concentrado escuchando música, seguramente rock nacional. Al verme se sorprendió, no se qué fue lo que le sorprendió, si mi pelo alocado por el apuro, mi sudor bajo mis axilas que marcaban una linda y perfecta aureola o mi cara de loca asustada que está por entrar a rendir. Me frené y él se sacó los auriculares. Me preguntó qué hacía y si quería ir a tomar algo. Le contesté que estaba yendo a comprar unas cosas, pero que podían esperar a ser compradas. Nos fuimos a un bar justo al lado de mi facultad.

Eran las nueve de la noche y seguíamos ahí, charlando y bebiendo. Yo estaba pasada de copas, y a él se lo notaba fresco como una lechuga. Me contó toda su vida y yo la mía, por supuesto. Debo confesar que chapamos una vez y él no sabe cuán enamorada estoy. Nunca quise decírselo porque realmente me movía la estantería y quedaba como una idiota si se lo decía. En todas las horas que estuvimos ahí, no me nombró a ninguna chica que podría llegar a ser su novia. Eso me ponía contenta.
A pesar de eso no podía no sentirme mal por no haber ido a rendir. Me fui un ratito a fuera del bar y llamé a mi mamá. Le dije que me habían bochado, pero que la rendiría de nuevo en el próximo llamado. Le hice saber que no estaba triste para que ella no se sintiera mal. Corté y volví al bar. Él había pedido la cuenta, lo que significaba que todo terminaría en ese momento. Pagamos a medias y volvimos a la calle.

Caminamos juntos un par de cuadras porque ambos vivimos más o menos para el mismo lado. Al momento de despedirnos se sentía en el aire algo extraño, eran nervios. Yo no sabía cómo me iba a saludar, si con un beso en la mejilla o en la boca. Está de más decir que me moría por un beso suyo. Mientras decíamos nuestras últimas palabras nos cruzó un amigo de suyo que yo no conocía. Nos invitó a una fiesta, el amigo estaba yendo para allá, nos dio la dirección y dijo que iba a estar muy buena. Yo quería ir pero él no estaba muy convencido. Le pedí que me acompañe a mi casa a cambiarme, y así íbamos juntos. Accedió y en diez minutos estábamos en mi departamento. Por suerte ya había vuelto la luz y subimos por el ascensor. Era la primera vez que entraba en mi casa, y estaba muy contento de lo que veía. Según me dijo no era como se la imaginaba, sino que era mucho mejor. Le pregunté si me esperaba que me tenía que bañar, que lo haría rápido. Hice como si me dijo que si y entré a bañarme.

Bajo el agua de la ducha me imaginaba qué podía estar haciendo. ¿Estaría mirando tele? ¿Cómo se animó a prenderla en casa ajena? Es un poco bohemio y pensé que quizás podía estar escuchando música sentado en el balcón, o tocando mi guitarra.
Demoré diez minutos en la ducha. Por lo general suelo estar unos veinte minutos, pero no quería hacerlo esperar demasiado. Salí en toalla, crucé a mi pieza y empecé a vestirme para la fiesta. No escuchaba ningún ruido y eso me asustaba. ¿Se habrá ido?
Terminé de vestirme y fui a maquillarme. No quería aparecer sin antes revocar un poco mi cara.

Aparecí en el living con un vestido negro ajustado, zapatos rojos, en el pelo un peinado que me enseñó una amiga y maquillaje acorde. Él estaba dormido en el sillón. Ni se inmutó por mi presencia. Me quedé parada sin saber si despertarlo o ponerme el pijama para dormir. Se veía tan tierno en ese estado que no pude hacer nada. Le saqué las zapatillas y lo tapé con una brazadita finita para que no tuviera frío.

Me saqué el maquillaje, me puse el pijama y me acosté.

No fui a rendir, no me besó y no fuimos a la fiesta. Sin embargo para mí, era el mejor día de mi vida.

sábado, 4 de octubre de 2014

Mentiras de Amor



-Esto es todo lo que te puedo ofrecer. Con tus acciones me lo vas a demostrar.
Si te quedas significa que me queres y si te vas, sabré lo poco que soy para vos. Vos decidís.

Esas palabras entraron como un fusil directo al corazón.

No supe qué responderle y me quedé parada en silencio. Eran segundos que se trasladaban a minutos pero que parecían horas. Pero estoy segura de que fueron unos pocos segundos.

Yo lo amaba, pero había acciones en él que no me gustaban.
En ese momento vino a mi mente una frase que me dijo una amiga  “Uno tiene que amar al otro por todo lo que es. Con sus defectos y virtudes”.  Algo había cambiado y no sabía qué. Sentía que ya no era la persona de la cual me había enamorado. Y todo eso en unos pocos días.

Semanas atrás me había propuesto casamiento y le había dicho que sí.
Pero él me traicionó.

Estuvo con mi mejor amiga.

Fue mucho tiempo atrás, ¿pero por eso se suponía que tenía que olvidarlo y seguir, o actuar con mi instinto de mujer y dejarlo? Estaba entre la espada y la pared. A pesar de que no dejaba de ser una traición.

Mi mejor amiga, hasta el momento de enterarme, y mi novio, hasta el momento de enterarme, me habían traicionado. De la peor manera. Me mintieron y  ni yo, ni nadie en este mundo, lo pasa por alto.

-Fue un desliz.

Yo nunca tuve ningún desliz. Yo nunca lo traicioné. Nunca le mentí. Y nunca le oculté nada.

Para mí era inaceptable lo que había hecho. Nunca lo podría perdonar. Ni en mil años. 

No era una decisión fácil de tomar.
Pero sin embargo tenía que decidir si quedarme con él y olvidar todo.
O cerrar esa etapa de mentiras y seguir con mi vida.

martes, 19 de agosto de 2014

Destino Incierto

Estoy en el balcón viendo a la ciudad dormir en su tranquilidad habitual, bajo la vigilancia de las estrellas.
También la vigilan los helicópteros que intentar ver algo inusual, algo extraño que reportar.
Los aviones que cruzan yendo a un destino, que claramente no es el mío.
La ciudad duerme, con las luces encendidas de sus calles. Pero esa tranquilidad se ve interrumpida por una sirena.
Una sirena que escucho a lo lejos, mientras veo que las luces verdes se avecinan rápidamente.
Y pienso, a quién acudirán. Cuál será la situación con la que se van a encontrar.
Puede ser alguien que espere que su destino termine hoy. Pero tal vez estén yendo a auxiliar a alguien que no esperaba que todo esto sucediera.
Se me entrecruzan los sentimientos.
Me paralizo.
Existen, para mí, dos posibilidades.
Esa persona está mejor ahora, o quizás está luchando por sobrevivir, ante un final que no era el esperado.
'Alegría' y tristeza, una bomba a punto de explotar.
Son mis sentimientos cada vez que veo esas luces pasar cerca de mi.
Y esto me hace reflexionar si mi final esta por llegar.

lunes, 7 de julio de 2014

¿Eso es todo?

'Gordo tenemos que habar' Así empezaba la conversación más dificil de mi vida. Al menos hasta ahora.
'Vos sabes que yo te amo, y quiero lo mejor para los dos, siempre' Continuó y daba más vueltas que una calesita, sin llegar al punto.
La apuré para que sea más concisa y me dijera de una vez qué pasaba.
'Me salió un trabajo en España, y no lo quiero dejar pasar' Mi reacción hasta ahí fue positiva, estaba contento por ella, era lo que estaba buscando.
'¿Por cuánto tiempo?'
'El trabajo lo tengo asegurado tres meses..'
'¡Ah son tres meses!' Agachó la cabeza sin decir nada más. Supe enseguida de que no eran sólo tres meses.
'¿Volves después, no?'
'No tengo pasaje de vuelta..'
'O sea que no te vas a trabajar nada más. Te vas definitivo. Te vas.'
Siempre le dije que el silencio para mí era una respuesta positiva. Y ella me estaba dando la razón con ese silencio matador. 
'Me estas diciendo que te vas a vivir a otro país, lejos. ¡Me estas dejando!'
'Quiero que vengas conmigo' Me lo dijo segura, mirandome a los ojos.
Me quedé helado, sin palabras.
'Podemos empezar una vida juntos, sé que podemos' Lo decía entusiasmada.
'Yo no me quiero ir, no tengo por qué irme. Tengo todo acá.'
'Pense mil veces esta situación, y siempre supe que esa sería tu respuesta' Lo decía triste, ya no había más entusiasmo en sus palabras.
'¿Y si sabes porqué me lo propones, porqué me lo preguntas? '
'Por que te amo y quiero estar con vos, sea donde sea..al menos tenía que intentarlo.'
Me estaba diciendo que se iba. Que se iba para siempre.
Que no volvería.
Sentía que esto era un adios para siempre.
'Si realmente me amarías no te irías.' Palabras duras si las hay, las acababa de decir.
'No seas injusto, yo podría decir que vos no me amas porque no queres venir conmigo. Sin embargo no lo tomo de esa manera. Entiendo que estás bien acá, que tus sueños están acá. No me enojo por que me digas que no'
En algún punto, no se cuál, tenía razón.
Pero sentía que no me incluía en sus planes.
'Estas siendo egoísta, sólo pensas en vos'
'No soy egoista gordo, simplemente siento que se me pasa la vida y no cumplí ninguno de mis sueños, y eso me pone mal. Estoy en una edad que no es fácil. Lo necesito, necesito hacerlo'
No teníamos más nada de qué hablar.
Ella se quería ir, dejar todo. Su familia, sus amigos y a mí. Dejaba todo atrás por sus sueños.
'¿Eso es todo, acá termina todo?'
Los minutos me mataban.
Sentía que me faltaba el aire.
Las lágrimas empezaron a salir.
Si me hubiera dicho que me había engañado estoy seguro de que hubiera sido más fácil.
Lo superaríamos juntos.
Pero esto. No lo esperaba.
Era una puñalada en el corazón. 'Tenemos diferentes objetivos que queremos cumplir. Creo que sí, que eso es todo'
'¿Cómo podes hacerlo?'
'¿Qué cosa?'
'Dejar todo así de fácil e irte'
'Es el precio que tengo que pagar para poder cumplir mis sueños'
Yo lloraba desconsolado.
Después de esas últimas palabras ella se permitió llorar.
Había silencio, de esos que te hacen sentir el vacío total, y los dos llorando.
Así pasamos mucho tiempo.
Nadie decía nada.
No había nada más para decir.